Sé demasiado bien que hoy en día ser estudiante de música, no es nada fácil.
Tú tienes talento y quieres llegar a poder dedicarte a la música de manera profesional.
Pero tienes dudas.
Muchas.
Por eso te escribo esta carta.
Para decirte que no estás solo.
Que es difícil dedicarse a la música en el siglo XXI, pero que no es imposible.

A veces te levantas por la mañana sin saber muy bien cómo será tu futuro.
Porque en países como España, ser estudiante de música sigue pareciendo a mucha gente un hobby.
Por no decir crudamente, una pérdida de tiempo.
Entiendo lo que se siente.
A mí me pasó lo mismo.
Y entonces, cuando yo era estudiante de música, no tenía tantas herramientas a mi alcance como puedes tener tú.
Además de conservatorios más dotados y con más posibilidades.
Tienes también Internet y las redes sociales.
No lo olvides.
Algo que puede ayudarte a desarrollarte como profesional, aunque no lo creas.
Establecer lazos con otros futuros profesionales.
O con los que ya lo somos y queremos ayudarte.

En el fondo, el panorama ha cambiado muy poco desde que yo era un estudiante de música.
Razón por la que a veces me preocupa tu futuro.
Somos pocos los que hemos llegado.
Y han sido bastantes los que se han quedado por el camino.
Pero tú vales y tienes que seguir luchando por tu talento.
Porque desgraciadamente, otros no lo harán por ti.
Ser estudiante de música en España
España es un país que ha cambiado mucho en los últimos años.
Pero ser estudiante de música en el siglo XXI, se sigue pareciendo mucho a lo que yo tuve en el siglo XX.
Y mira que se han cambiado planes de estudio.
Que hay orquestas jóvenes como nunca las ha habido.
Y que los intercambios internacionales son algo de lo más habitual.
El problema es otro.

La gestión.
De tu talento y del de gente como tú.
Gestionado por las personas equivocadas.
Generalmente ni músicos ni cercanos a tu mundo.
Ellos tienen buena intención.
Sin duda.
O al menos la mayoría.
Pero no saben cómo hacerlo.
En unos casos porque se siguen amparando en leyes de hace 30 años.
Cuando ni Internet ni las redes sociales existían.
En otros, porque creen saber lo que tú tan íntimamente conoces.
Tu futura profesión.
La música que te apasiona.
El esfuerzo que supone llegar a lo más alto.
Y mantenerse.
Pero no tienen ni idea.
Las buenas intenciones no bastan para gestionar tu talento.
Y eso, en el mejor de los casos.
Por eso quiero que seas consciente de algo.
Tú eres dueño de tu futuro.
También ahora que eres estudiante de música.
Es el momento de que seas consciente que cada vez es más complicado vivir como músico profesional porque cada vez hay menos oportunidades.
Por eso no quiero que seas el típico estudiante de música que se conforma con lo que le dan.
Me gustaría que pidas más.
Mucho más.
Exactamente lo que te mereces por valer lo que vales.
Se estudiante de música en España, no tiene por qué ser un problema.
Porque puedes crear tú tus propias oportunidades.
De hecho, es imprescindible que lo hagas.
Por tu futuro y el de los músicos que vienen detrás de ti.
Y esa es la principal razón de mi carta.
Qué puedes hacer por la música en el siglo XXI
¿Sabes?
En el fondo tú tienes una responsabilidad muy grande sobre tu futuro.
Puedes hacer algo para cambiar el panorama.
Y ayudar a crear un sector que se mueva en el centro de la sociedad.

Porque esa es la clave.
Tu música tienes que sacarla de tus clases.
De los auditorios.
Con la ayuda de Internet y las redes sociales.
Pero también en directo.
Para todos.
Con calidad, pero también con calidez.
Ese, sin duda, es el futuro.
Tu futuro.
El de todos.
Olvídate de los políticos.
Incluso, si me apuras, de esos profesores que quieren poseerte.
Tú eres tu mejor profesor.
Y el mejor maestro, será aquel que consiga hacértelo entender.
Motivando tu talento y no adaptándolo a sus limitaciones.
Porque el cambio, cualquier cambio, empieza por uno mismo.
También ahora que eres estudiante de música.
Especialmente ahora.
Así, el día de mañana, cuando eches la vista atrás, te darás cuenta que ya entonces tenías mucho que aportar.
Y quién sabe.
Quizás escribas algún día una carta como esta.
O no.
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