Seguramente conoces a Aarón Zapico y su carta sobre la desastrosa aplicación de la ley de incompatibilidades en la música.
Un caso más de la falta de conocimientos de nuestros políticos a la hora de gestionar el talento musical en España.
Hoy no solo te traigo una reflexión sobre esta ley obsoleta sino también una conversación que he mantenido con Aarón Zapico.
Músico de renombre internacional que sufre, como yo desde hace años, la falta de flexibilidad de un sistema gestionado desde el pasado.
Desde la ignorancia y el desinterés.
El vídeo de esta conversación lo encontrarás al final de este artículo.
Llevo demasiado tiempo sufriendo con impotencia y en la distancia, muchas aberraciones musicales.
Y ya más de 17 años exiliado musicalmente en Holanda.
Por eso tenía que escribir este artículo e intercambiar impresiones de todo ello con Aarón Zapico.

Si me lees asiduamente, habrás visto que me he dirigido varias veces en vano a nuestros políticos.
A nuestros gestores.
Para pedirles que nos dejen a los músicos ser dueños de nuestro futuro.
Aportando a la sociedad una educación musical de calidad.
Desde la excelencia.
Y la cercanía del músico con el alumno.
Y cada vez, he recibido la callada por respuesta.
Somos muchos los músicos que queremos trabajar para cambiar el sector.
Porque sabemos qué hay que hacer y cómo hacerlo.
Conocemos nuestro sector mejor que nadie y sabemos de sus necesidades y su potencial.
¿Por qué nos seguimos aferrando a leyes creadas en el año 1984?
Ley de Incompatibilidades del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas
La Ley 53/1984 de Incompatibilidades del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas, es la que regula el trabajo de los funcionarios de cualquier disciplina y circunscribe, salvo excepciones, su trabajo a un solo empleo.
Esta ley ha originado muchos problemas a muchos músicos que dan clases en centros educativos musicales dependientes de la administración.
Músicos que deben compaginar una actividad pedagógica con su carrera musical.
Fruto ambas de la pasión, mucho esfuerzo y sacrificio durante toda una vida.
El caso de Aarón Zapico es un ejemplo más de la miopía de nuestras administraciones.
Un músico, debe hacer música.
Y con ella, inspirar a sus alumnos.
A los padres y el entorno de los mismos.
Aportando valores que se aprenden en los escenarios, tocando con otros músicos y exponiendo esa música al resto de la sociedad.
Sí.
Ya sabes.
Con la ayuda también de Internet y las redes sociales.

La ley de incompatibilidades para la música, es una ley que exige creatividad a la hora de ser aplicada.
O conocer lo que significa esta forma de vida.
Algo que no ha ocurrido en el caso de Aarón Zapico ni el de muchos otros músicos.
Pero quiero que me entiendas bien.
No estoy hablando de élites como te decimos en el vídeo que encontrarás al final de este artículo.
Este cambio lo tenemos que hacer todos juntos desde dentro del sector.
Porque todos somos importantes en esa cadena maravillosa que supone acercar la música a toda la sociedad.
Usando todo nuestro talento.
Y contando con una gestión adecuada del mismo.
En la era de Internet, no podemos seguir encerrando nuestra música y a nuestros profesionales en nuestras salas de conciertos ni en nuestras escuelas o conservatorios.
Funcionariado en la música en la era de internet
En la conversación que mantengo con Aarón Zapico, hablamos también de ello.
¿Qué sentido tiene la figura de un funcionario creada en 1984 con el músico del futuro?
Quizás este sea parte del problema.
El paraguas del funcionariado, mantiene debajo de sí a grandes profesionales que tienen que desarrollar su función a pesar de otros que se aprovechan del blindaje funcionarial.
Compañeros que denuncian en cuanto pueden cualquier excepción que pueda afectar su comodidad legal.
Al amparo de una ley de incompatibilidades que data de hace más de 30 años.
Cuando no existían las redes sociales.

Donde los informes se escribían a mano y se guardaban en archivos polvorientos.
Por eso pienso que tenemos que buscar otro camino.
Un camino que ofrezca seguridad de trabajo basada en los méritos del profesional.
Porque esa es la verdadera excelencia.
La que se ve cada día en las clases con la ilusión del alumno motivado.
Y del profesor comprometido, implicado y apasionado con su labor.
Por eso necesitamos unirnos.
E internet y las redes sociales nos ponen al alcance herramientas únicas para hacerlo.
Además, somos ya muchos los que estamos cansados de la sordera de las administraciones.
De sus gestores.
Y además como muy bien dice Aarón Zapico en el vídeo, somos un colectivo que no está unido y que es muy fácil de hacer callar por esa razón.
Algo que podemos cambiar.
Que tenemos la obligación de cambiar para las generaciones futuras.
Porque en España hay mucho talento.
Mal gestionado, desgraciadamente.
Por miedo.
Desinterés.
O falta de conocimientos de los que tienen que gestionarlo.
Esto no es una petición de mejoras laborales para el sector de la música en la era de Internet.
Es una solicitud para reinventar este sector que tiene un futuro unido a la sociedad.
Contando con todos y cada uno de los profesionales del mundo de la música que quieren ese cambio.
¿Nos ayudas a conseguirlo?
Podéis contar con un soldado más para esta causa; desde mi experiencia como músico, docente, pedagogo y gestor de acciones socioeducativas; nieto de músico y también padre de músico, que está convencido del extraordinario talento de los músicos de este país y de la no menos extraordinaria necesidad de luchar para que las cosas cambien en este país.
Muchas gracias, Rogelio.
Entre todos vamos a conseguir cambiar este sector y acercarlo a toda la sociedad.
Un saludo y gracias por tu comentario.
Me parece completamente razonable todo lo que comentas y dialogas con Zapico.
Que quede de antemano que no estoy de acuerdo con esa ley, pero si es cierto, y vivido por propia experiencia, que hay muchos instrumentistas que tienen ese segundo trabajo de profesores por “obligación económica” lo que hace que en un conservatorio superior, se tenga una clase al mes de instrumento o cambios de horario repentinos sin ningún tipo de diálogo con el alumno; porque el “profesor” tiene que viajar por conciertos aquí y allá.
Se debería cambiar esta ley, SI. Pero también se debería “evaluar”, “vigilar” o hacer más “controles” a los profesores, ya que tener dos trabajos no significa hacer uno de ellos mal, o directamente no hacerlo, como pasa en algunos conservatorios.
Hola Candela,
muchas gracias por comparitr tu punto de vista. Como toda norma, creo que la clave está en la responsabilidad del profesional por dar lo mejor de sí mismo tanto en un concierto como en un aula. La ley de incompatibilidades tampoco garantiza que los profesionales que dan clase en nuestros conservatorios, lo hagan todos con la mayor de las implicaciones.
Es evidente que en la música, somos los músicos los que tenemos que regular nuestro sector siendo nosotros mismos los que determinemos la calidad del mismo. Todo el mundo tiene cabida. Todos los niveles. Todos los profesionales. Pero con un 100% de implicación.
Tan importante es el solista que hace giras mundiales, como el maestro de primaria que da clases de música en un pueblecito. Pero ambos deben ser conscientes de su compromiso con el futuro de la música. Dar clase de este maravilloso arte, debe ser algo vocacional. No el producto de un sistema caduco que fomenta en algunos casos la picaresca y la falta de implicación por parte de todos. Incluidas las instituciones.
Muchas gracias por tu comentario, Candela.
Saludos,
David