Si me lees habitualmente, no te sorprenderá que piense que música clásica y redes sociales sean inseparables.
Pero si acabas de conocerme, a lo mejor necesitas que te de 3 razones para convencerte.
De hecho, este artículo está inspirado en la mención que Susana Castro, Jefa de Redacción de la revista Melómanos, hace de mí en el editorial del número de abril.
Mención que quiero agradecer especialmente porque Melómanos es una de las revistas, desde hace mucho tiempo, referente en el panorama informativo del mundo de la música clásica.

Y tienen razón.
Las redes sociales han llegado para quedarse a la música clásica.
A pesar de no aprovechar todavía todo su potencial.
Por desconocimiento unas veces.
O simplemente por miedo otras.
Pero lo cierto es que, a pesar de todo, todavía queda mucho camino por recorrer.
Así lo demuestra tanto el ranking de orquestas como el ranking de conservatorios que elaboro en este blog de manera periódica.
No cabe dudad que ya son muchas las instituciones que se han dado cuenta del potencial de estos canales.
Pero todavía son pocas las que saben usarlo para lo que son.
Interactuar.
Escuchar.
Recibir feedback.
O contar nuestra historia.
Y lo más bonito de todo es sin duda que cada uno de nosotros, podemos buscarle una utilidad distinta.
En función de nuestro público y nuestros objetivos.
Por eso hoy quiero darte 3 razones por las que pienso que música clásica y redes sociales son inseparables.
1. Sociedad actual
La música y los músicos, sin público, no somos nada.
La sociedad actual es la dueña de un legado que, nosotros los profesionales, tenemos la responsabilidad de seguir transmitiendo y manteniendo vivo.
Nos equivocamos si nos encerramos en la tradición.
En prohibir que se difunda nuestro trabajo a través de Internet o las redes sociales por parte de cualquiera que asista a nuestros conciertos.

Porque así, simplemente desapareceremos.
No la música.
Si no los que podemos usar nuestro talento para difundirla y llevarla a la sociedad.
Porque la música es de todos.
Ni de orquestas, conservatorios, instituciones o políticos.
De todos.
Por eso debemos acercarnos a través de estos canales a nuestro público.
Desde la sinceridad y rebajando ese escalón que hay todavía entre el público y el escenario.
Saliendo a la calle.
Y las redes sociales son una herramienta fundamental para llegar a todos y difundir ese legado tan necesario hoy en día.
En una sociedad cada vez más falta de valores de cohesión.
2. Espacio de emprendimiento
La música clásica y las redes sociales son inseparables hoy en día, porque suponen un espacio inigualable de emprendimiento.

Crear oportunidades para un futuro cada vez más incierto.
Construyendo una relación nueva con nuestro público y el del futuro.
Desde la base de lo que ya tenemos.
Las posibilidades de estos canales, nos pueden abrir caminos inimaginables solo hace unos años.
Llegando a cada rincón, a cada hogar.
Sin tener que sacar de la zona de confort a nuestro público.
Haciéndolo nosotros por ellos.
3. La importancia de la comunicación bidireccional
La música clásica puede parecer una disciplina unidireccional.

Los otros escuchan.
Algunos componen.
Los demás interpretan y juzgan.
Pero la música es mucho más que eso.
Es comunicación.
Como lo son las redes sociales.
Bidireccionales.
Como la música clásica.
Así lo era, al menos.
Cuando la música, en épocas ya muy lejanas, era compuesta para salas bulliciosas donde incluso se comía al mismo tiempo que se escuchaba.
Ahora es muy distinto.
Pero entiéndeme.
No pretendo que las salas de música sean espacios bulliciosos donde la gente aplauda cuando quiera, haga fotos, comente y pregunte lo que quiera.

O al menos, no siempre.
Yo soy partidario de educar más que de prohibir.
Pero educar a nuestro público no se trata de enseñarle a no hacer ruido.
Se trata de enseñarle a disfrutar y a que comparta esa experiencia con todo el que le rodea.
Pero para conseguir esto, debemos aprender a escuchar a nuestro público.
Sin miedo a las críticas.
Incluso aunque no sean constructivas.
Por eso las redes sociales son canales fundamentales.
Para unos y otros.
Porque permiten comunicarse en dos direcciones.
Y no solo desde los equipos de marketing entrenados para ello.
También desde el escenario.
Incluso fuera de la sala.
Por eso sigo pensando que música clásica y redes sociales son inseparables en nuestra sociedad.
¿Opinas tú lo mismo?
Felicidades, David. Tus artículos, tan buenos como siempre!
¡Muchas gracias!
Un saludo cordial ☺️