Hoy voy a hablarte de los músicos profesionales desde otra perspectiva.
Por supuesto utilizando la tecnología.
Internet y las redes sociales.
Para llamar la atención sobre un hecho poco conocido y valorado.
Dentro y fuera del sector.

Porque pienso que los músicos profesionales somos todos deportistas de élite no reconocidos.
Lo peor de todo es que nosotros mismos no somos conscientes de este hecho.
Por esta razón te traigo esta semana el anticipo de un estudio que estoy realizando sobre la repercusión de mi actividad musical en mi salud.
Como lo oyes.
Porque la tiene.
Estrés, horarios irregulares, presión y una actividad muy sedentaria que sin duda es más física de lo que pensamos.
La vida de los músicos profesionales es sin duda desconocida para el gran público.
En este artículo te enseño los resultados de una monitorización que hice conmigo mismo durante una representación de Parsifal.
Ópera de 5 horas que toqué 8 veces el pasado 2016.
El estudio está hecho con unos medios muy sencillos.
Un reloj Garmin Forerunner 235 para monitorizar mis constantes durante los tres actos de esta ópera de Wagner.
Y aquí están los resultados.
Músicos profesionales deportistas de élite
Si me sigues en mis redes sociales, verás que procuro mantener una buena forma física.
La razón es muy sencilla.

Necesito estar en forma para llevar a cabo las múltiples actividades que desarrollo.
De todas ellas, sin duda la de solista de los segundos violines en una orquesta de primer nivel, es sin ninguna duda la que más exige a mi salud física y mental.
Una posición de responsabilidad que demanda todo de mí.
Con un repertorio de gran orquesta con obras que requieren de la máxima preparación y concentración.
También física y mental.
Si lo desconoces, te diré que las óperas de Wagner son posiblemente de las más complejas que existen.
No tanto por la exigencia técnica.
Que también.
Sin duda por la extensión de las mismas.
En el caso de Parsifal, sin ser la obra más larga o difícil que compuso Wagner, verás que sin moverse de la silla, exige de unas altísimas prestaciones.

Antes de enseñarte los resultados de este estudio, te diré que los valores máximos cardíacos varían según la forma física de cada persona.
En mi caso, en reposo tengo entre 49 y 54 pulsaciones por minuto, lo que habla de un estado bastante aceptable de forma física.
Para que te hagas una idea, deportistas de élite pueden tener muchas menos pulsaciones en reposo.
Esto significa que subir de pulsaciones en circunstancias exigentes, es más difícil ya que tu capacidad cardiaca es mayor.
Por tanto, las frecuencias máximas alcanzadas en la ópera que toqué el pasado 25 de diciembre del 2016, podrían ser mucho más altas.
Si no tuviera una buena forma física.
Resultados del estudio
Parsifal tiene 3 actos que de desigual duración y dificultad.
El más largo es el primero y hay dos pausas entre este y el segundo y tercero.
Para realizar la monitorización, registré cada acto como sesiones independientes.
Por supuesto imaginarás que el comienzo de cada sesión comenzaba a monitorizarla con antelación para poder concentrarme en la música que tocaba.
Si observas la gráfica general del primer acto, llama la atención que, sin moverse de la silla, el forerunner 235 contabiliza que he usado 533 calorías para realizar la actividad.

Algo que equivaldría a correr en mi caso 35 minutos a un tiempo de carrera medio.
O dicho de otra manera.
Una distancia de más de 5 Kilómetros a un tempo relativamente bajo.
En el caso de este primer acto puedes ver las oscilaciones de la frecuencia cardíaca dependiendo de la evolución de este primer acto.

La frecuencia máxima determina el momento donde el corazón ha latido con más pulsaciones por minuto.
Pero claro.
Tocando un concierto, los músicos profesionales estamos sentados.
140 pulsaciones por minuto es una cifra considerable para no moverse ni un centímetro.
Nada comparado con las 151 pulsaciones por minuto que alcancé en el segundo acto y que como ves, me hizo consumir 340 calorías.

Además, la frecuencia media fue bastante más alta que en el acto anterior.
Más presión.
Algo más de estrés.
Además de acumulación de horas de movimiento y concentración.

En la siguiente gráfica puedes ver que el tercer acto comienza a las 17:16 y dura todavía 1 hora 23 minutos.
Teniendo en cuenta que la ópera comenzó a las 13.30 horas, estamos hablando de más de 5 horas de actividad muy intensa en al que las variaciones cardíacas, son claramente apreciables.

La importancia de la preparación mental y física en el mundo de la música

Queda claro que tocar una ópera de este tipo es un hecho excepcional.
Aunque ser músico profesional, en cualquiera de sus facetas, lo es.
Pero este estudio pone de manifiesto la importancia de la gestión mental y física para los músicos profesionales.
Algo descuidado en nuestros conservatorios como otras materias de suma importancia y que deberían ser incluidas en los programas de estudio desde edades tempranas.
En mi caso, según mi reloj de entrenamiento, consumí 1235 calorías, lo que equivale a lo que consumo en una carrera tranquila de 10 kilómetros.
Además, el factor ambiental juega un papel fundamental.
Una ópera se toca en un foso.
Con muy poca luz.
Calidad del aire deficiente.
Sobrepasando los niveles permitidos de decibelios recomendados para cualquier trabajador.
Por eso las organizaciones, además de los músicos profesionales, deben ser conscientes de la importancia de nuestra forma física y mental.
Además del tiempo que necesitamos para recuperarnos.
Algo que no ocurre todavía de manera generalizada.
Conclusión
Para mí, sin ninguna duda, los músicos profesionales deportistas de élite, son una realidad.
Independientemente de este estudio.
Echo de menos investigaciones con equipos especializados al respecto.
Para determinar la importancia de los factores físicos y mentales en el desarrollo de la actividad de los músicos profesionales.
La conciencia del sector es importante.
Pero también de la sociedad.
Si este hecho es desconocido para muchos profesionales, imagina para los que nos rodean.
Por eso, usar mi blog, Internet y las redes sociales es un medio más para dar a conocer nuestra profesión.
Nuestra realidad.
Para acercarnos a todos como lo que somos.
Músicos profesionales, deportistas de élite vestidos con frac y pajarita.
Personas normales que se visten también con vaqueros.
Entre los cuales, los hay que hacen, hacemos, muchas más cosas.
¿Me ayudas a difundirlo?
Muy interesante David! Y me recuerda que después de mi operación de neurinoma en noviembre 2004 me perdí el Parsifal de Wagner en el Liceu con Plácido Domingo. Pude reaparecer en abril de 2005 con el Elisir d Amore y el debut de Rolando Villazon en Barcelona! Un abrazo desde Praga!
Muchas gracias por tu comentario, Eduardo.
No sabes cuánto me algegra tu recuperación y que además compartamos el interés por esta faceta desconocida para muchos dentro y fuera del sector.
¡Un abrazo!
Excelente artículo, David.
En el Conservatorio de Gijón estamos muy concienciados con este tema. Gracias a la profesora Ana María Pérez, tenemos un programa llamado “postura sana” en el que se tratan muchos aspectos relacionados con la salud de los músicos.
Además, este tema ha sido tratado por una persona que ha estado muy vinculada a nuestro centro, la doctora Claudia Iñesta Mena. Puedes ver una reseña sobre su tesis doctoral “Demanda fisiológica en músicos profesionales” en este enlace:
https://www.docenotas.com/1858/musica-y-medicina/
Gracias por poner de nuevo este tema en el punto de mira, con la profesionalidad que te caracteriza.
Un saludo
Muchas gracias Adriana por tus palabras.
Conozco el estudio así como otros que se han hecho en Estados Unidos y Holanda. Intento orientar mi artículo desde la visión del propio músico, que es quien puede ayudar a descifrar las variaciones en la frecuencia cardíaca relacionadas con el estrés musical, técnico o psicológico. En breve tengo previsto colaborar con una clínica especializada en músicos para intentar aportar otro estudio que contemple esta óptica tan necesaria.
En cualquier caso, sin la conciencia del propio músico, estos estudios pierden su fuerza para poner de manifiesto a nivel institucional y social lo que es una realidad irrefutable: el músico es mucho más que sus talentos musicales y desde que comienza debe ser guiado en su desarrollo físico y mental.
¡Muchas gracias por tu comentario, Adriana!
Un saludo