Fue exactamente un día como hoy del año 2000.
Un 28 de septiembre llegaba a Holanda un joven violinista con una maleta cargada de sueños y un violín que ya llevaba toda una vida viajando por todo el mundo.
15 años más tarde me encuentro delante de un ordenador contándote todo esto porque ya eres alguien que pertenece a este trayecto de aprendizaje vital comenzado hace ya tres lustros.
Música y social media no era una asociación posible entonces porque sencillamente las redes sociales no existían.
Aún así, Internet ya estaba en mi vida como una fascinante herramienta de comunicación, donde los IRC chats era lo más parecido al Facebook de hoy.
Imagínate.
España gozaba de una salud económica envidiada por el resto de Europa, pero yo decidí seguir descubriendo nuevos horizontes.
Musicales sin duda.
Personales con toda certeza.
Senderos menos sencillos que los que me llevaban a la comodidad de un terreno conocido donde no tenía nada que perder y mucho que ganar según los que me rodeaban.

Pero lo más apasionante de este viaje a través de los últimos 15 años de mi vida, es sin duda el camino que me ha llevado a conectar contigo a través de las redes sociales y de este blog.
La motivación de usar mi talento musical, siempre fue de un carácter comunicador.
Comunicar sin palabras.
La magia de una emoción transmitida a través de una idea musical.
Transmitir un legado que te pertenece igual que a cualquier otra persona que forma parte de esta moderna y mediatizada sociedad.
Sin embargo no ha sido fácil.
Siempre cuesta decir adiós y asimilar culturas diferentes a la tuya.
Las maletas llenas de ilusión pesan más que aquellas que las que se llenan con seguridades.
Incluso aunque sean falsas.
Pero sin duda ahora que hecho la vista atrás esa ha sido la clave para poder llegar donde me encuentro.
Hace 15 años soñaba también con una educación musical distinta donde las orquestas se integrasen en una sociedad tan necesitada de los valores que la música puede aportar.
Para niños y mayores.

Profesionales, aficionados o amateurs.
Y nacieron las primeras redes sociales.
Con una sociedad que revolucionó la manera de entender la publicidad y la comunicación corporativa.
Las grandes marcas tenían hasta entonces el monopolio de la publicidad con una comunicación unidireccional.
Por eso la aparición de las redes sociales y su gran poder viralizador, hizo que las marcas tuvieran que escuchar a su público.

Algo que desde la distancia, me pareció justo el problema del sector cultural y de la música.
Música unidireccional porque no hacía falta nada más.
Asistir a este cambio viviendo una realidad social distinta a la española, me hizo ver con más perspectiva la problemática del sector en el momento que la música empezó a necesitar de la sociedad para poder sobrevivir.
Algo que ocurrió a partir del 2008 con la crisis más feroz de las últimas décadas.

Todos los pilares que sustentaban la comodidad en la que el sistema cultural a nivel internacional estaba sumido, se desvanecieron y asistí impotente a los recortes culturales, cierre de orquestas y dilapidación de la herencia musical acumulada en los últimos siglos.
Por esa razón decidí especializarme en el uso de las redes sociales en el sector de la música y la cultura, usándolas como pretexto para transmitir un mensaje de cambio facilitado por el replanteamiento necesario desde dentro del sector para reconquistar a esa sociedad de la que tan lejos hemos vivido durante tanto tiempo.
15 años no es nada.
O sí, según lo mires.
Pero ahora puedo decirte que gracias a este tiempo pasado en la distancia, cada vez me siento más cerca del público.
Por supuesto también de ti.
El camino emprendido no ha sido fácil y sé también que queda mucho por recorrer.
Pero aquel joven violinista que salió de España con una maleta llena de ilusiones, 15 años después ha crecido y tiene ganas de seguir haciéndolo.
Sin seguridades ni pretensiones.
Con música y social media.
Pretextos para seguir creciendo y celebrarlo juntos.
Con las ganas que dan la pasión por hacer lo que más te gusta y con mucha más fuerza que hace 15 años para continuar este viaje.
¿Te vienes?
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