
Ser vulnerable no está de moda.
Solo tienes que mirar alrededor de ti.
En las redes sociales que frecuentas.
O cuando vas a trabajar y miras a los que te rodean.
Por no decir en cualquier medio de comunicación que elijas al azar.
Sé lo que te asusta.
Como me pasaba a mí.
Que alguien pueda pensar que eres vulnerable.
Especialmente en el mundo de la música, donde la imagen, la jerarquía y lo que los demás dicen y piensan de ti tiene tanta importancia.
Hasta el día que me atreví a ser vulnerable.

O, dicho de otra manera.
A ser yo mismo.
Porque ser vulnerable no es lo mismo que ser débil.
Para nada.
Significa especialmente dar un paso para conectar con la esencia de lo que eres.
Un ser humano.
Lejos de la perfección.
Con ganas de aprender y mejorar sin el estrés que supone el poder equivocarse al hacerlo.
Ser vulnerable y tu marca personal
A lo mejor te pasa lo mismo que me pasaba a mi hace años.
Te aterra la idea de que los demás puedan ver que tienes carencias, miedos o algún tipo de inseguridad.
Algo que crees podría afectar tu imagen.
Muchos gurús especialistas en marca personal te animarán a mostrar tu mejor versión.
Solamente.
En exclusiva.
Con esa sonrisa perfecta.
Tus éxitos.
O todo aquello que hace de tu imagen algo que los demás deben envidiar.
Sin embargo, si te miras con sinceridad, te darás cuenta de que dentro de esa sensación solo hay una cosa.
Vacío.
Desconexión con tu verdadera esencia.
Bloqueando constantemente las ganas de aprender.
No vaya a ser que alguien piense que no lo sabes ya todo.
Pero no te preocupes porque este síndrome de la seguridad impostada tiene cura.
Si te atreves a ser vulnerable, reconocerlo y enseñarlo a los demás.
Pero no me entiendas mal.
No te invito a que vayas todo el día llorando por los rincones contando tus penas a todos los demás.
Eso es distinto y se llama compadecerse para buscar la validación en tu entorno.
Lo que yo te propongo es fortalecerte a través de conectar con quién eres realmente.
Una persona maravillosa que merece ser quien es a pesar de lo que los demás piensen.
O creas que piensen.
Usando los errores como oportunidades para crecer y aprender.
Liderándote e inspirando a los demás desde la humanidad que supone admitir que no lo sabes todo.
Que te equivocas.
Un valor incalculable para tu marca personal.
La mayor de las fortalezas: el error no es el fracaso del líder
Dejar espacio para el error colectivo es una forma de aprendizaje compartido.
Porque liderar desde ese lugar es crecer haciendo crecer desde la confianza.
El error está mal visto en esta sociedad.
Ya sabes.
Incluso hay gente que se dedica exclusivamente a buscar el error en los demás de manera obsesiva.
También en redes sociales.
Pero el error es una oportunidad para liderar.
Para inspirar.
Verás.
Yo me he equivocado muchas veces en la vida.
¿Sabes por qué?
Porque me he atrevido a salir de mi zona de confort.
Justo esa zona en la que no se aprende nada de nada.
Desde luego que es una elección si te quieres quedar en ella.
Pero una elección poco válida cuando quieres alcanzar la mejor versión de ti.
Por eso la mayor de las fortalezas es atreverse a afrontar riesgos.
Ser vulnerable es eso.
Reconocer que no sabes y que además no hace falta saberlo todo.
Que te equivocas para aprender.
O que aprendes equivocándote.
Una actitud maravillosa que te permite ver el error de los demás como los tuyos.
Sin miedo.
Desde la aceptación incondicional.
La vulnerabilidad como motor de cambio
La vulnerabilidad no es debilidad, sino la medida más precisa de nuestro valor.
Brené Brown, profesora e investigadora de la Universidad de Houston.
Atreverse a ser vulnerable es atreverse a conocerse.
A cambiar.
Poner en duda nuestras creencias limitantes.
Adquirir nuevos hábitos.
Revisas y modificar nuestros valores.
Algo que está muy lejos de lo que ves en el mundo de la imagen retocada de las redes sociales.
Pero el cambio está al alcance de tus manos.
Si al leer este artículo algo se mueve en ti, te invito a dar un paso más.
Que me lo cuentes en persona.
Como coach profesional puedo acompañarte en ese camino que yo hago todos los días.
Conocerte y conseguir tu mejor versión.
Si te haces alguna de estas preguntas:
- ¿Cómo puedo aceptar mi vulnerabilidad?
- ¿Qué puedo hacer para mejorar mi autoestima?
- ¿En qué medida sentirme débil me puede ayudar como profesional?
- ¿Cómo puedo gestionar el estrés diario sin compadecerme?
Entonces tengo algo para ti.
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¿Te atreves a dar el primer paso para el cambio?
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