Me vas a perdonar la si la emoción que siento hoy, no me deja escribir.
Pero quería compartir contigo una reflexión, que, en estos momentos de intenso dolor por lo ocurrido en Barcelona, no puedo ni quiero silenciar.
El odio que motivan este tipo de terribles acciones no puede nunca ser justificado por una religión o una ideología política.
Me niego a creerlo.
O al menos permíteme que no pueda entenderlo.
No soy quien para hacer un análisis de las causas que originan estas situaciones.
Pero sí quiero llamar la atención sobre un hecho que se repite en todo el mundo y que creo no ayuda a evitar tanta violencia irracional: la marginalización de la música y la cultura.

Cualquier régimen autoritario persigue a sus artistas e intelectuales.
Y en las sociedades occidentales no nos damos cuenta de la fundamental importancia que educación, música y cultura tienen para formar ciudadanos libres.
Ciudadanos partícipes de unos valores democráticos y de tolerancia que no pueden ser transmitidos sin educación, música y cultura.
Algo fundamental para reducir diferencias.
Para integrar mayorías y minorías.
Por eso no entiendo a nuestros políticos.
Que se afanan por recortar en recursos culturales hasta la práctica extinción del sector a nivel global.
Hecho que viene también emparentado con la manipulación de la educación y su instrumentalización para conseguir dudosos objetivos políticos.
Es hora de decirlo una vez más.
Educación, música y cultura son herramientas fundamentales para integrar y dotar a nuestra sociedad de valores que nos permitan vivir desde la tolerancia y el respeto a los demás.
Por esa razón, nuestros esfuerzos deberían ir en dotar a todos los seres humanos de estos derechos fundamentales.
Integración a través de la música y la cultura
Son ya muchas veces las que he pedido a nuestros políticos desde mi blog más educación, música y cultura.
Y en momentos de especial emoción como los de estos días, quiero gritarlo una vez más.
Concentrémonos en integrar en lugar de excluir.
Educar en vez reprimir.
Formar para no tener que prohibir.
Por eso necesitamos invertir más en nuestra convivencia con todos los pueblos.

A través de la universalidad de la cultura y la música.
Sin intereses políticos.
Como patrimonio exclusivo de toda la humanidad.
Cada conflicto a lo largo de la Historia, a cualquier escala, ha tenido un artista que ha luchado a través de la palabra o de la música.
Por eso muchos de ellos, han sido perseguidos.
Y muchos lo siguen siendo hoy en día en muchos lugares del mundo.
Lugares donde se cultiva el odio irracional que provoca este tipo de aberraciones absurdas y sin sentido.
Además de muchas otras.
La música y la cultura ofrecen al que participa de ella, algo único.
A cualquier nivel.
Libertad para sentir.
Para pensar.
Y por supuesto, para compartir.
También, Londres, Berlín, París, Estambul, Mosul o tantos otros lugares marcados por el sufrimiento en los últimos años
Pero todos somos, ante todo, seres humanos que podemos compartir algo que nos hace inmensamente ricos.
Nuestra Historia, música y cultura.
Usemos, como artistas, nuestra posición privilegiada para ayudar a conseguirlo.
No tenemos miedo a tomar esa responsabilidad desde nuestro sector.
¿Cuándo se darán cuenta nuestros políticos?
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