La situación precaria de la música clásica en Europa y especialmente en España, se debe sin duda a la profunda crisis económica y de valores que vivimos en la actualidad. Los brutales recortes que se han aplicado al sector han hecho incluso peligrar su supervivencia y permanencia en el tiempo. La dependencia casi exclusiva de subvenciones públicas por parte de orquestas, festivales, auditorios, conservatorios y escuelas de música, ha hecho que la actual situación sea insostenible.
El futuro de la música clásica pasa por reorganizar el sector dando un giro a sus estándares de calidad y buscando fórmulas de financiación mixtas en las que confluyan recursos institucionales, privados y en las que la propia sociedad también participe. Para conseguirlo hay que cambiar radicalmente la mentalidad de los profesionales del sector y a través de ellos la de la propia sociedad.
Creo que el profesional de cualquier ámbito dentro del mundo de la música clásica, tiene que olvidarse de los tiempos donde la subsistencia de la música y la cultura eran obvias, debido a las amplias facilidades que los apoyos públicos les daban. Esta comodidad artificial, ha ido distanciando al profesional de la sociedad por un lado y relajando en muchos casos la calidad de la oferta del propio sector por otro.
La sociedad actual, a la cual pertenece también nuestra clase política, no está habituada a ver la música y la cultura como patrimonio común e imprescindible y mucho menos en momentos donde la crisis obliga a las familias a priorizar sus recursos. Todo ello fuerza al sector a reinventarse para romper este aislamiento institucional, social y privado al que le ha abocado esta crisis. Pero ¿cómo hacerlo?.
A mi juicio debemos trabajar desde el mundo cultural para dinamizar el sector y romper muchos años de conservacionismo donde la tradición ha tenido más peso que el interés por crear nuevas vías de contacto con la sociedad. Además creo que debemos convencer a ésta de la importancia de la cultura y la música como base de desarrollo intelectual y emocional de cualquier individuo, lo que ayudará sin duda a formar personas creativas capaces de buscar soluciones de futuro a esta y cuantas crisis se presenten.
Por ello debemos innovar y esforzarnos sin descanso para que todo nuestro trabajo se vea reflejado directamente en la mejora de nuestra sociedad, usando todas la herramientas que tengamos a nuestro alcance. Esto incluye especialmente las nuevas tecnologías y las inumerables posibilidades que nos ofrece los nuevos medios de comunicación a través de internet y muy especialmente las redes o medios sociales.
Finalmente conseguiremos que sea la propia sociedad quien demande al sector de la cultura por un lado y a las instituciones y el sector privado por otro, cultura de calidad accesible para todos.
La financiación mixta, si se hace mal, puede ser la antesala de la desaparición de una orquesta. Yo entiendo que debe existir una base sólida de financiación pública y lo privado debe cubrir lo accesorio, lo extraordinario.
Imaginemos un pastel: la financiación pública es el grueso del bizcocho. La financiación privada, el recubrimiento de crema y la guinda o la figurita. Nunca la financiación privada pagará el bizcocho ni se acercará a un pastel que no tenga una base sólida.
Se puede pagar un solista excepcional, contratar aumentos para una obra de gran envergadura, alguna gira…pero el funcionamiento corriente y las nóminas de los músicos tienen que ir a cargo de la financiación pública.
Estimado Francisco,
muchas gracias por tu aportación. Entiendo muy bien lo que quieres decir cuando indicas que una financiación mixta mal hecha, puede llevar a una orquesta a desaparecer. También pienso que una mala gestión y no adaptarse a los nuevos modelos de financiación, puede tener el mismo resultado y puede llevar a él de una manera más rápida e irreversible.
El ideal es sin duda que la música (o la culutra) no sea cuestionada, y sea un servicio más al cual el ciudadano tiene derecho (patrimonio de la sociedad). Y es ahí donde el estado debe tomar la responsabilidad de hacerla accesible y asequible para todos Sin embargo la tendencia es que el sector termine auto-financiándose como ya ocurre en otros países porque el Estado no puede soportar la carga que supone su financiación en detrimento de otros servicios percibidos por la sociedad como más necesarios: seguridad social, pensiones, etc.
En Estados Unidos o Inglaterra es el “sponsoring” de una orquesta la parte más importante del pastel que describes. Pero las empresas quieren visibilidad y ventajas fiscales para invertir en cultura. Por eso creo que debemos reaccionar ahora que hay tiempo y conectar con las sociedad con todas las herramientas a nuestro alcance para ser percibidos como imprescindibles por la sociedad, las instituciones y las empresas. Y para ello las redes sociales son un instrumento ideal. Creo que pensar que las subvenciones públicas van a estar ahí para siempre puede ser desastroso para el futuro de nuestras orquestas.
Un saludo
Muy interesante reflexión sobre la situación de la música clásica.
Pero yo abordaría la cuestión desde un punto de vista más radical: ¿Cómo se enseña esta música a nuestros hijos? ¿Cómo nos la enseñaron? ¿Por qué se empecinan en hacernos creer que es una música que hay que “entender”? Recientemente he visto una película de la BBC sobre la Heroica de Beethoven. Es una música sobrecogedora, con la que se conecta fácilmente aunque no se sepa solfeo. Lo mismo pasa con los conciertos para piano de Mozart.
Si en vez de abrumar al alumno con disquisiciones técnicas les mostráramos de qué han sido capaces algunos músicos, quizás la asistencia a los conciertos aumentaría
La experiencia de Venezuela puede ser un buen ejemplo.
Y en mi caso, gracias a las nuevas tecnologías, tengo acceso a un golpe de clic, al impresionante repertorio que nos han ido legando tantos genios.
BBC. Genius creation of Eroica
un saludo y enhorabuena por su blog
@ramirolo18
Muchas gracias por tu aportación, Ramiro.
Estoy completamente de acuerdo contigo en que el plantramiento de cambio debe ser más radical. También más integral e integtador.
La enseñanza de la música debe ser sin duda un pilar fundamental en ese cambio. Y las nuevas tecnologías pueden ayudar enormemente en ese sentido.
Profesionales comprometidos y formados para romper las barreras levantadas durante décadas.
La música clásica no es propiedad del profesional. Es más, a él le corresponde ahora devolverla a la sociedad. Y el tiempo se acaba.
Saludos,
David