Hace ya unos meses te hablé del deporte de élite de la música clásica y la importancia de la buena salud del músico para el desarrollo de su profesión.
Porque lo es.
Y te lo demostré con un pulsómetro.
Una ópera como Parsifal en el atril.
Mi violín y mi frecuencia cardiaca.
Unos datos sobrecogedores del esfuerzo que supone tocar una ópera de estas características para un músico profesional.
Pero hoy, voy a ir más lejos.

Voy a hablarte de la relación entre este esfuerzo y la preparación física y mental que supone el deporte de élite de la música clásica.
La salud del músico como base de su desarrollo como profesional.
En el estudio que he preparado hoy, voy a poner en relación el esfuerzo físico y el estrés que supone la música clásica al más alto nivel.
O, dicho de otro modo.
La presión que este deporte de élite tiene entre los músicos.
Durante el pasado mes de marzo, tocamos con mi orquesta Wozzeck de Alban Berg.
Ópera muy especial y también muy difícil con pasajes complicados y solos para mi parte solista.
En esta ocasión, para medir el componente psicológico, he analizado y comparado mi frecuencia cardiaca durante el ensayo pre-general, el ensayo general y la Première o estreno.
Para el análisis he usado mi propia experiencia y la tecnología de un pulsómetro GARMIN Forerunner 235.
Una forma de poner de relieve la importancia de la salud del músico a la hora de desarrollar su profesión.
Música clásica y la tecnología para medir su impacto en el músico
Usar un pulsómetro durante un concierto no es algo nuevo.
Pero sí lo es comparar los resultados de esta tecnología usada en el deporte de élite con las distintas situaciones que se viven en la música clásica.
Perfección.
Excelencia.
Condiciones ambientales desfavorables.
Eso es tocar en un foso de ópera.
Un verdadero reto para la salud del músico.
Una experiencia fascinante pero que se realiza con poca luz, niveles enormes de sonido (con picos por encima de las normas

permitidas) y con una calidad de aire a veces poco deseable.
Pero es increíble tocar ópera.
No te quepa duda.
Más en una orquesta como la mía en la que además interpretamos mucho repertorio sinfónico y de música de cámara.
Pero analizar el estrés y el esfuerzo durante una ópera no es por casualidad.
Una hora de ópera requiere de más concentración y exigencia física que un concierto normal.
No solo por las condiciones de trabajo.
También por el tipo de repertorio y su dificultad.
A lo mejor no lo sabes, pero preparar una ópera requiere de muchos ensayos.
Por un lado, los cantantes.
Luego la escena.

La orquesta prepara su parte musical antes de hacerlo junto a los cantantes.
Para finalmente ensayar muchos días para ponerlo todo junto con la orquesta.
Y llegan los dos ensayos más importantes.
El pre-general es el primero.
La primera vez que se suele tocar toda la ópera sin parar.
Después viene el ensayo general.
El último ensayo antes de la Première.
Un auténtico simulacro de la primera representación.
La primera vez con público.
Y finalmente el momento supremo.
La Première o estreno.
Con toda la prensa presente y el primer público de pago.
Un momento de gran presión.
¿Crees que nos afectan estos momentos a los músicos?
¿Se puede medir con un simple pulsómetro esa presión?
Pues sí.
Se puede.
Deporte de élite y música clásica: Pre-general de Wozzeck
Los días analizados en este estudio corresponden con las siguientes fechas:
- 14 de marzo del 2017: ensayo pre-general
- 16 de marzo del 2017: ensayo general
- 18 de marzo: Première
Todos los momentos medidos están hechos desde el comienzo de la ópera Wozzeck de Alban Berg en el Teatro Nacional de la ópera de Holanda.
Esta ópera no tiene ninguna pausa y se toca de arriba abajo.
Los valores del 14 de marzo son los siguientes:
- Duración: 1 hora 43 minutos 38 segundos
- Frecuencia cardiaca media: 84 ppm
- Frecuencia cardiaca máxima: 162 ppm
- Calorías: 339

Además, también se pueden analizar las zonas de frecuencia cardiaca, donde en mi caso las distintas zonas se refieren a:
- Z1: Calentamiento (entre 91 y 108 ppm)
- Z2: Zona fácil (entre 109 y 126 ppm)
- Z3: Zona aeróbica (entre 127 y 145 ppm)
- Z4: Zona umbral o aeróbica (entre 145 y 163)
- Z5: Zona máxima

En el caso del ensayo pre-general, verás que el impacto en mi frecuencia cardiaca se puede comparar con una sesión de running suave de 15 minutos y 05 segundos.
Pero sin duda con picos de 162 ppm, muy cerca de mi frecuencia cardiaca máxima.
Ensayo general: más presión en el foso
Cuando te sientas para comenzar el ensayo general, notas que la concentración aumenta.
Más tensión porque sabes que es el último día que hay para hacer las correcciones que sean necesarias.
Porque en el deporte de élite de la música clásica, la orquesta es un equipo que busca la excelencia.
Todos ganan o pierden.
Cada noche.
Por eso llaman la atención los valores registrados para este momento tan importante:
- Duración: 1 hora 44 minutos 44 segundos
- Frecuencia cardiaca media: 94 ppm
- Frecuencia cardiaca máxima: 159 ppm
- Calorías: 434

Sin duda valores que se elevan y que indican más presión.
Más estrés.
Muchos más latidos por minuto.
Y un esfuerzo físico más intenso.

La diferencia es abrumadora.
El pulsómetro registra las distintas zonas como un ejercicio más intenso, habiendo una variación muy representativa respecto al ensayo pre-general.
En el caso del ensayo general, la tecnología de mi pulsómetro detecta un esfuerzo a una carrera con distintos niveles cardiacos equivalentes a una duración de una carrera suave-media de 51 minutos y 52 segundos.
¿Seguirán aumentando progresivamente estos valores?
El momento supremo: Première de Wozzeck
La primera vez que se toca una ópera en público es un momento muy especial para todos los que participan en ella.
Hablamos de la Première.
El momento de la verdad.
La sala llena de público y toda la prensa esperando para escribir las primeras críticas.
Si son buenas, es muy probable que el resto que, para el resto de representaciones, se agoten las entradas.
Algo nada fácil en los tiempos que corren.
Imaginarás que es un momento de especial responsabilidad y tensión.
Aunque también de disfrute de una profesión como la mía.
¿Es posible medir esa responsabilidad añadida en forma de esfuerzo cardiaco?
Sin duda.
Como lo demuestran los siguientes valores correspondientes a la Première de Wozzeck con mi orquesta el pasado 18 de marzo del 2017.
- Duración: 1 hora 46 minutos 13 segundos
- Frecuencia cardiaca media: 107 ppm
- Frecuencia cardiaca máxima: 160 ppm
- Calorías: 556

De nuevo volvemos a ver un aumento en todas las variables analizadas en los tres días.
La música es la misma.
Pero la presión y el esfuerzo no.
Algo que se pone de manifiesto también en la gráfica de las zonas cardiacas durante esta representación.

En este caso mi pulsómetro vuelve a dar datos que hablan del deporte de élite de la música clásica como una realidad.
Quedan registrados como ejercicio 1 hora 38 minutos y 31 segundos, con un aumento significativo en todas las zonas respecto a la medición del ensayo general.
¿Pero qué significan todos estos datos?
Un tabú más: el deporte de élite de la música clásica y la salud del músico
La conclusión es clara.
No cabe duda que la música clásica es un deporte de élite que no está reconocido como tal ni siquiera dentro del sector.
La salud del músico suele ser un tabú cuando hablamos del impacto que su profesión tiene en la misma.
Si observas el siguiente gráfico, verás que en mi estudio los aumentos en las zonas de frecuencia cardiaca entre el ensayo pre general y la Première, son sustanciales.

Algo que también ocurre si comparamos los demás datos de los tres momentos medidos.

No existe todavía la conciencia absoluta en el sector de la importancia de la salud del músico.
Un profesional que, al más alto nivel, soporta niveles de estrés en condiciones muchas veces indeseables.
Cada vez más las organizaciones se dan cuenta de los efectos que tienen en sus trabajadores la sobrecarga de trabajo y la irregularidad del mismo.
Pero sigue siendo insuficiente.
No cabe duda que esta profesión se debe pensar más como una forma de vida.
Pero la calidad de vida es importante.
Por eso es muy importante, a la vista de estos datos, que se desarrollen estudios amplios y rigurosos sobre ele efecto de nuestras condiciones de trabajo en nuestra salud.
Para ser así todavía más conscientes de la importancia que tiene cuidar nuestra forma física y mental.
Algo que debe ser facilitado por nuestras organizaciones.
Pero por supuesto, esto no solo se refiere a los intérpretes.
También a los docentes de nuestras escuelas y conservatorios.
Porque la salud del músico es fundamental para mantener el deporte de élite de la música clásica al más alto nivel.
Y hay que empezar a concienciarse desde que se empieza a estudiar música.
¿No te parece?
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