Hoy te voy a contar un secreto.
Sólo uno.
Sobre un curso de música diferente.
Pero diferente porque los alumnos lo hacen diferente y sus profesores no son grandes profesionales.
No sólo eso.
Mucho más.
Son grandísimos músicos. Personas especiales que ponen pasión en cada clase, en cada interpretación. Referentes de la música desde la modestia, desde las ganas de compartir su pasión con toda la sociedad.
Calidad y calidez.
Y desde el viernes pasado, todos juntos hacemos que sea de nuevo posible este milagro. Una idea que nació para romper moldes y que sigue creciendo por ese secreto que tan bien guardamos los que trabajamos en este proyecto.
Pedagogía colaborativa para todos sin excepción. Para que todo el mundo participe y sea capaz de disfrutar. Equivocándose y aprendiendo de cada error. Sin olvidar el mensaje.
Todo gracias a este secreto.
Un lenguaje que no conoce edades, ni condiciones sociales. Sin barreras. Un poder que a muchos puede llegar asustar.
Si me permites la comparación, como ocurre en las redes sociales.
Comunicar, compartir. Calidad, calidez. La perfección no existe. Pero hay que perseguirla.
Y aprender en el camino. Sin lamentar errores.
El trabajo duro y apasionado merece la pena porque el resultado te hace diferente.
Como en Verano Musical.
Un curso de música diferente.
Porque hablamos de música. Porque hablaremos de músicos y no de profesionales. Porque lo haremos por primera vez de música y redes sociales para llevar este mensaje.
No se me olvidaba.
El secreto.
Tu secreto a partir de ahora.
La música no es de nadie, es de todos. Y todos nos comunicamos a través de ella persigamos el fin que persigamos.
Como este curso diferente.
Como en redes sociales.
Como la vida misma.
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