Hace 16 años, un grupo de visionarios plasmaron en un manifiesto 95 puntos que examinaban el impacto de internet en los mercados y en las empresas.
Como sabes, hace 16 años internet era un medio incipiente en nuestra sociedad.
Las redes sociales simplemente no existían.
Al menos no como las conocemos hoy.
Hace 16 años la música clásica y la cultura contaban con el beneplácito de una clase acomodada que veía con buenos ojos las ayudas estatales para mantener auditorios deficitarios y orquestas encerradas en sus programas y salas de conciertos.
Al margen de las nuevas tecnologías y sin darse cuenta de lo que internet y las redes sociales podían suponer para su futuro en años venideros.
Como pasaba con muchas empresas.
Sin embargo, se he demostrado en este tiempo, que internet y las redes sociales son un medio preferente para promocionar cualquier marca y conectar con los consumidores.
Y los retos de la música clásica tras un periodo de crisis social y económica como los que hemos vivido los últimos años, pasan por entender este cambio.
Aprovechando las oportunidades que estos nuevos canales nos brindan.
16 años después, el manifiesto se ha modernizado y presenta nuevas vertientes que debemos contemplar desde el sector de la música clásica.
Básicamente el nuevo manifiesto Cluetrain, supone una reafirmación del primero y una prolongación de sus efectos adaptándose a una nueva realidad.
Basándome en este manifiesto, he creado 10 puntos de interés para nuestro sector que contemplan los retos para la música clásica en los próximos años.
Un decálogo musical que pretende animarte a usar internet y las redes sociales para recuperar el terreno perdido en nuestra sociedad.
Decálogo Cluetrain musical
- Nosotros y nuestro público somos internet. No los dispositivos que usamos ni las compañías que nos los venden. Tampoco las organizaciones que crean contenido a través de este canal. Tuitear en un concierto es una anécdota que se centra en el dispositivo y la tecnología más que en la producción musical, su proyección y su público.
- Internet facilita la atracción, pero sin nosotros ni nuestro público, no es nada. De hecho internet no es nada en sí mismo y las redes sociales mucho menos. Nosotros les damos vida y es nuestra creatividad y la interacción las que les da valor.
- En las redes, nosotros y nuestro público somos el medio. La proactividad su motor. Y la emoción junto con la generosidad y el altruismo, la razón de ser de nuestra relación con el público a través de las redes sociales.
- Internet y las redes sociales son pura solidaridad pero nunca ha sido más fácil hablar mal de los otros o que los otros lo hagan de ti. Incluso aunque tú o tu organización cultural no estéis presentes en estos canales. Por eso un uso profesional de estos canales no sólo es una necesidad para promocionarse y conversar, sino para saber lo que otros piensan de nosotros y con ello mejorar. Y si es necesario, defenderse de manera responsable. O defender a los otros.
- Los mercados son conversaciones. Pero conversar no es sólo hablar por hablar. Implica necesariamente escuchar y entender lo que quiere tu público. Y eso generará interés. Nada más. Porque tu público no está ahí para ser bombardeado con tus anuncios en internet o las redes sociales. Si quiere algo lo va a buscar. Pero si no te conoce o se siente escuchado por ti, ¿por qué te va a escuchar o buscar?
- Aquello que es personal es humano. Pero lo personalizado es un producto artificial que no se percibe como interesante. Y en la música mucho menos, donde todo tiene que ver con las personas y las emociones. O al menos debería.
- Las redes son conexiones. Las aplicaciones significan querer tener el control vendiendo una utilidad a veces engañosa. Y en música necesitamos las conexiones que se derivan de nuestras conversaciones para generar confianza y necesidad en nuestro público. No necesitamos controlarlo. El público es libre y debe seguir siéndolo.
- La privacidad es la base del respeto en internet y conocer a tu público, no debe significar romper este principio como hacen muchas grandes compañías en otros sectores. Debemos ser nosotros los transparentes, no ellos. Y las redes pueden ayudarnos a conseguirlo.
- Las redes sociales e internet no son la solución para nuestro sector, pero sí una herramienta para el cambio desde dentro del mismo. La solución es el cambio de mentalidad del músico y sus organizaciones para convencer a los políticos y los directivos que deciden por ellos. Facilitando la conexión y el contacto que la música ha tenido siempre como centro de su razón de ser. Aunque lo hayamos olvidado. Pero ahora más que nunca, necesitamos recordarlo. Por nuestra supervivencia y por nuestro público.
- El marketing online debe ser conversacional en nuestro sector. Somos responsables de un legado que no nos pertenece y que debemos devolver a la sociedad a través de todos los medios posibles. Y las redes nos pueden enseñar a volver a ser humildes para hacer el centro de nuestro arte, a la propia sociedad.
[Tweet “Decálogo Cluetrain para la música clásica #marketing #cultura”]
Y ahora te doy a ti la palabra.
¿Qué otros puntos añadirías?
photo credit: negocios .com via photopin (license)
Cuanto antes se tenga claro desde el sector cada unos de estos puntos y que algunos de ellos evolucionarán en breve, antes se disfrutará de una posición integrada en el día a día del público.
“Internet y las redes sociales son pura solidaridad”. Gracias por este y cada uno de tus posts, siempre tan esclarecedores.
Pues sí, Míriam.
Es fundamental ser conscientes de la nueva realidad que las redes e Internet suponen para el sector de la cultura. Una realidad llena de oportunidades que deben aprovecharse desde la sinceridad, el cambio de mentalidad y el conocimiento profesional del medio.
Muchas gracias a ti Míriam por tu aportación.
Saludos.
Hola David!
Muy interesante el post y los diez puntos. Estoy especialmente de acuerdo con el 9. En mi opinión, utilizar estos y otros recursos puede ayudar, pero no va a la raíz del problema: si una persona o parte de la sociedad no está interesada en un determinado tipo de música, o de la forma en que se presenta esa música (formato de concierto), o en la gente que acude a ese concierto / actividad (aspecto social), no van a acudir ni interesarse por ello, así les pongas millones de anuncios, publicidad, marketing, redes sociales, etc etc.
Bajo mi punto de vista, las redes sociales deben ser una herramienta más de un proceso de cambio, que, yo personalmente, aún no veo en la mayoría de orquestas e instituciones de música clásica (muchas de ellas extremadamente conservadoras y dependientes en parte de su público fiel de +50, como pasa en Salzburgo donde vivo).
No me cabe duda de que este cambio se producirá, porque en algunos sitios ya está ocurriendo. Espero que más instituciones y orquestas empiecen a abrirse a probar y experimentar.
Un saludo!
Hola Mario,
estamos totalmente de acuerdo. Yo también pienso que internet, las redes sociales y todas las iniciativas de marketing dirigidas a conectar con nuevos públicos, son herramientas necesarias para un cambio de mentalidad que debe producirse desde dentro del sector.
Incluir a nuevos públicos, no debe excluir a nadie. Tampoco a la gente que no quiere que los teléfonos estén encendidos en pleno concierto. Los nuevos formatos de conciertos son opciones válidas, pero disfrazar la música clásica de lo que no es, no nos va a ayudar tampoco ni nos va a llevar demasiado lejos. Hay que educar, conversar y dar a conocer. Y el músico tiene en sus manos la herramienta más poderosa para ello: la música.
Un saludo y muchas gracias por pasarte por aquí.
De nada! Todos vamos sumando poco a poco 🙂
Estoy totalmente de acuerdo. El arma más poderosa al final es la música en sí misma. que es la que tiene la capacidad de llegar muy adentro de las personas.
Un saludo!