Me conoces ya demasiado bien y sabes que para mí la gestión de redes sociales es más que un pasatiempo.
Como sin ninguna duda me ocurrió cuando empecé a tocar el violín.
Ya hace muchos años de ello.
Estoy seguro de que conoces la sensación de estar haciendo algo que te gusta, mirar el reloj y darte cuenta que las horas han pasado en silencio sin querer hacer ruido para molestarte.
Eso se llama pasión.
Sin límites.
No hay nada más bonito que compartir aquello que más te gusta con todo aquel que te rodea.
Comunicar y aprender cada instante de todo y de todos.
De los mejores.
De los peores.
Con humildad y ganas de superación.
¿Hablo de la gestión de redes sociales o de tocar el violín?
No lo sé.
Ser músico tiene mucho que ver con dedicarse al mundo de la comunicación, del marketing o de las redes sociales.
¿Sabes por qué?
Porque sin dedicación no se consigue nada en ambos mundos.
Porque la disciplina es fundamental para alcanzar tus objetivos.
Porque la pasión estimula la creatividad.
Porque entregarse a los que te rodean es fundamental para alcanzar el éxito.
Y la regularidad es el lugar donde se produce la magia.
¿Hablo de tocar el violín o de la gestión de redes sociales?
Adivina.
[Tweet “El secreto del éxito: dedicación, disciplina, pasión, entrega y regularidad.”]
Muchas veces me pregunto por qué tantos profesionales parecen aburridos en su rutina diaria.
Rutina al fin y al cabo creada porque viven sin ilusión por mejorar o porque ya creen que nunca más tendrán que aprender algo nuevo.
Lo sé.
No estoy siendo del todo claro.
Quizás hablo sólo de tocar el violín.
Pero me temo que también ocurre en la gestión de redes sociales.
Hoy me quiero sincerar contigo.
Estos últimos años he mucho aprendido más que lo que mis maestros consiguieron forzándome a imitar sus maneras en toda una vida.
Sus talentos no eran los míos.
Y ahora sí que te hablo de tocar el violín.
La razón de haber dado este paso tan grande en mi aprendizaje musical en los últimos años, la encuentro en la gestión de las redes sociales.
No porque las redes sociales me hayan hecho estudiar más.
Quizás todo lo contrario.
Tampoco porque haya encontrado un medio fantástico para desarrollar mi capacidad innata de dedicarme a mil tareas al mismo tiempo.
Posiblemente la razón sea que la gestión de redes sociales se ha convertido en una gran herramienta para procurar ayudar a un sector necesitado de un cambio de mentalidad.
A pesar de nuestros políticos y dirigentes.
Con mi blog, que es el tuyo.
Con Twitter.
Con Facebook o mi violín.
Por ello todo ese trabajo de gestión de redes sociales, me ha motivado más aún a seguir siendo tan músico o más que el primer día.
Con ganas de devolver la música a la sociedad enseñando y compartiendo esa mentalidad a otros colegas interesados en este cambio tan necesario.
Pero eso no es todo.
Porque tocar el violín, también me ha hecho crecer en todo lo que se refiere a la gestión de redes sociales.
Empatía.
Disciplina.
Compañerismo.
Ganas de comunicar.
De compartir.
De escuchar.
Valores que se aprenden desde niño con un instrumento musical en la mano.
Sea el que sea y para quien sea.
Y en el fondo todo es lo mismo.
No importa a lo que te dediques ni con qué objetivos hayas llegado a hacerlo.
Siempre que sea para disfrutar haciendo feliz a los que te rodean.
¿Te das cuenta por qué a veces no sé si hablo de tocar el violín o a la gestión de redes sociales?
El camino es la meta.
Sin dejar nunca de aprender por él.
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