
Hoy es uno de esos días en los que estoy a punto otra vez de no escribir un post en mi blog.
Mucho trabajo.
Reuniones y ensayos.
Proyectos especiales que requieren toda mi atención.
Sin olvidarme de que es verano y encima he tomado unas pequeñas vacaciones creativas.

Pero esta semana he decidido volver a escribir un post en mi blog.
Justo cuando las excusas empiezan a ocupar el poco tiempo libre que te queda para terminar tus vacaciones.
¿Conoces esa sensación?
Seguro que te habrá pasado incluso aunque no tengas un blog.
Pero este espacio es también tuyo y por eso no puedo pasar esta vez sin hacerlo de nuevo.
Compartiendo en este caso mis excusas que puede que coincidan con las tuyas.
Para escribir un post.
O para hacer aquello que debes hacer pero no encuentras las ganas para llevarlo a cabo.
No tengo tiempo
Por supuesto, esta es la primera excusa.
El tiempo es oro.
Pero el oro no compra el tiempo de nadie.
Más bien al contrario.
A veces tendrás uno de esos días donde ves que te falta el tiempo y que no hay manera de llegar a todo lo que te propones.

O lo que te proponen.
Menos para escribir un post en tu blog.
Pero otras encuentras la falta de tiempo como una excusa para vencer la pereza que te produce comenzar una actividad que requiere de cierta disciplina.
Y créeme.
La disciplina es la llave de la productividad.
Además de el preludio del tiempo libre.
Planificándose, es fácil llegar a todo y aumentar precisamente tu tiempo libre.
Por eso no olvides que la falta de tiempo es una percepción.
Una excusa más para no escribir un post en tu blog.
O para cualquier otra cosa.
Falta de inspiración
La inspiración nunca llega por sí sola.
Ya lo decía el gran Pablo Picasso.

La inspiración existe, pero te debe pillar trabajando.
No de vacaciones.
Porque la acción es la dinámica que potencia la inspiración de cualquiera.
Al contrario de lo que provoca la falta de iniciativa.
Inspirarse no solo es una acción reflexiva sino también activa.
Proactiva, para ser más exacto.
La inspiración hay que buscarla.
No aparece sin más.
Así que la mejor manera es, como decía el genio malagueño, que te encuentre ella mientras trabajas.
Y te puedo asegurar que llega.
No estoy seguro de que el contenido que escribo sea interesante
Tanto si llevas poco tiempo escribiendo en tu bitácora como si ya eres un veterano, la acción de escribir para tus lectores es siempre positiva.
Hay semanas mejores y otras peores.

Pero todas forman parte de la línea que trazas entre tú y tu lector.
La continuidad es fundamental para ti y para los que te leen.
Es ese puente que tú mantienes tenso desde el ptro lado.
Como una invitación permanente a cruzarlo.
Por eso tu contenido es parte de ese camino que has preparado para tus lectores.
Asiduos u ocasionales.
Una oportunidad para conocerte y conocer a nuevas personas que acaban cruzando ese puente.
Dar sin recibir.
O recibir por el simplemente hecho de dar.
Por eso es tan importante escribir un post en tu blog incluso aunque de vez en cuando descanses.
Miedo a las cifras
Esta es posiblemente la excusa más sutil de todas.
Porque la decepción siempre acecha antes de escribir un artículo en tu blog.
La decepción de los fríos números que deciden de manera arbitraria el éxito o el fracaso de un blog.

Pero esta excusa además de sutil es vacía.
Innecesaria.
Porque ningún buen bloguero escribe un post en su blog para obtener unos números.
No al menos de manera directa.
Hay muchas más razones para tener un blog.
Analizar esos datos te puede permitir dar una bidireccionalidad a tu contenido.
Una idea de lo que gusta a tus lectores o dónde se encuentra tu lector ideal.
Pero el número nunca puede ser un objetivo.
Y por tanto tampoco una excusa.
No dudes escribir un post en tu blog
Por eso, te aconsejo que hagas como yo.
También en verano.
Cuando tus vacaciones están a punto de terminar.
Y la rutina se embosca a la vuelta de la esquina.
Escribir un post en tu blog puede ser una manera más de volver a la normalidad.
Incluso aunque no tengas tiempo.
Te falte la inspiración.
El contenido del artículo que escribes no sea el mejor o más interesante.
O no vaya a hacer que tus estadísticas sean espectacularmente llamativas.
Haz como acabo de hacer yo.
Siéntate y disfruta conmigo.
Escribiendo.
O leyendo.
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