Si me lees habitualmente, sabrás que me gustan las redes sociales porque además de ser una poderosa herramienta de comunicación, suponen un medio donde todo se puede medir.
Bueno, en realidad no todo.
Afortunadamente.
¿Pero por qué compasión y redes sociales podrían ayudar a cambiar el mundo?
Somos animales sociales que necesitamos estar en contacto con nuestros semejantes y quizás esta sea la razón principal del abrumador éxito de estos canales de interacción 2.0.
Son cada vez más los ejemplos en los que las redes suponen verdaderos foros de opinión donde la sociedad ha recuperado la conciencia de la fuerza que le da el poder comunicarse con marcas, gobiernos e instituciones.
El activismo a través de las redes, ha hecho caer gobiernos y rectificar a multinacionales que usaban estos canales para intentar manipular una sociedad que es nativa en estos nuevos canales digitales.
Recordarás también sin dificultad cómo las redes sociales e internet han ayudado a crear tendencias políticas o a enderezar algunas ya existentes.
¿Qué es lo que falta por descubrir entonces en las redes sociales?
En realidad nada.
O para ser más exacto, nada que no esté descubierto ya.
Las redes sociales son un canal fantástico para transmitir emociones.
Esto es algo que se usa desde hace mucho tiempo para influir al consumidor y al ciudadano de a pie. Marketing emocional, lo llaman los expertos.
¿Pero y si resulta que estamos perdiendo la oportunidad de cambiar el mundo a través de las redes sociales?
Todo profesional de las redes sociales, sabe que hay una serie de códigos no escritos donde, en cualquier interacción en estos medios, debe estar regida por el respeto, la buena educación y las buenas formas.
Cualquier manual de conducta ¨profesional¨ en redes sociales, por básico o rudimentario que sea, incluye recomendaciones como:
- Saludar a todo aquel que te menciona
- Dar las gracias cuando se comparte tu contenido o se ayuda a difundir tu mensaje
- Ser respetuoso incluso aunque no lo sean con nosotros
- Compartir
- En definitiva, tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen a nosotros
Recomendaciones que sin duda tienen un efecto positivo en aquellos que nos rodean, porque al fin y al cabo somos seres humanos sociales especialmente predispuestos a la interacción positiva.
¿Y por qué no también ser compasivos y desterrar toda conducta negativa en redes sociales?
¿Y si empezamos precisamente por las redes para hacerlo también en nuestro entorno cotidiano?
No quiero entrar en consideraciones morales o religiosas. De hecho, la compasión es una cualidad humana que nos ha hecho poder desarrollarnos como especie.
Como dice el Dalai Lama, el cual tiene también cuenta en Twitter, la compasión no es un lujo.
Es una necesidad.
Si conoces la teoría de los seis grados de separación en internet, todos estamos conectados a nivel mundial. Separados escasamente por 6 círculos de influencia.
Incluso muchos menos.
Imagínate que nos proponemos influir en nuestro entorno, también en la vida real, a través de esa compasión siendo solidarios y cultivando la felicidad colectiva a través de las redes sociales.
Sonreír, escuchar e intentar entender a todo el que piensa de manera distinta a nosotros.
Compartir lo que sabemos y aprender de todos.
Desterrar el odio y la agresividad de nuestra conducta a través de las redes sociales, puede ser quizás una ayuda para parar tanta violencia verbal amparada en el anonimato que parece proporcionar las redes sociales.
Nada es tan fácil hoy en día como escribir un tuit ofensivo y dar al botón enviar sin pensar en el daño que estamos pudiendo hacer con ese mensaje.
Tenemos muchos ejemplos frescos en la memoria.
Pero si lo piensas, es en realidad mucho más fácil escribir un mensaje compasivo y enviarlo a través de las redes sociales.
Incluso más fácil que hacerlo en persona.
Y entiende la compasión no como mostrar pena hacia los demás sino como un estado en el que somos conscientes de nuestra capacidad para cambiar nuestro entorno ayudando a los demás.
Ayudar para ser feliz.
Aprender para enseñar.
Con las redes sociales como herramienta de cambio.
¿Empezamos juntos a cambiar el mundo?
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