Uno de los inventos más controvertidos en la historia del violín, es posiblemente la almohadilla (o costilla como se le nombra en algunos países latinoamericanos). ¿Es posible tocar sin almohadilla?
Todos los violinistas nos preguntamos en algún momento de nuestra carrera si es un accesorio imprescindible para poder tocar el violín o la viola y si es posible para cualquier persona tocar sin ella.
En esta serie de posts, quiero contribuir con mi propia experiencia al debate que se origina alrededor de este tema. Yo mismo llevo cinco años tocando sin ella y he de decir que la sensación de libertad y la cantidad y calidad del sonido, se han visto claramente beneficiados por este hecho. Esta elección conlleva un cambio de técnica pero es algo que merece la pena probar (incluso aunque más adelante se siga tocando con ella).
Observando vídeos de grandes maestros de comienzos del siglo XX, encontramos que casi todos ellos, por no decir todos, tocan sin almohadilla. Es el caso de esta joya de los años XX que añado a este post en forma de vídeo del maestro Bronislaw Huberman (1882-1947). La libertad de movimientos de ambas manos, no se ve perjudicada en modo alguno por no usar ningún soporte en el violín.
La primera reseña que he podido encontrar a la existencia de la almohadilla, se encuentra en la oficina norteamericana de patentes y data del año 1909. Esto da una idea de lo moderno del invento y de su escasa influencia en el desarrollo de la técnica violinística.
Y por todo esto merece la pena este apasionante viaje que comienzo con esta serie de posts y en el que espero también recibir todos vuestros comentarios, sugerencias y preguntas. Tocar sin almohadilla es posible. Sólo hay que atreverse a cambiar.
Os invito también a compartir vuestras experiencias al respecto.
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